Decrépita distractora
oculta en la más
densa de las luces
eres consejera y
traidora,
al tapar con tu gasa
blanca
los peligros me
acechan.
Llegas húmeda y
cansada
a depositarte como
tela
frente a mi ventana.
Esquiva bruma
que precedes al sol,
amenazante como el gran
dragón de fuego de las leyendas
como el silencio
antes de las tormentas
como el lecho vacío en las noches de luna llena.
Alegres cantos de
pájaros
auguréros del
levantar,
del nacimiento
de un nuevo día.
Hoy tu que fuiste
parte de mi mente
como nubarrón en una
mañana nublada,
no volverás a mí,
no formaras parte de
mi
nunca más encubrirás
mi vida.
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