Aprendiendo a ser ángel
Si os soy sincero creía que esto era más
divertido. Durante estos diez días que
han pasado no hecho más que estudiar y cumplir órdenes…..
Cuando salí de la sala de ritos Humberto
me acompaño a la que desde ese día es mía habitación, cuando llegamos él se fue
y yo me quede organizando y ordenando, cal terminar decidí descansar, pues
imaginaba que al día siguiente empezaría mi entrenamiento como ángel. Así fue
desde el día de mi iniciación no hecho más que fortalecer mi cuerpo para
mantener mis alas y estudiar un sinfín de manuales relacionados con la magia:
Aprendizaje y uso de las artes blancas; Artes negras y protección; Legado
legendario; Historia de héroes, etc. Al principio era entretenido pero no tengo
tiempo de nada cuando termino con las clases tengo que ir a ejercitación y arte
de la espada, así estoy todo el día…. y sigo sin respuestas.
Después de un largo día me encuentro en mi
habitación fría apenas personalizada, estoy tumbado en la cama mirando por la
ventana que esta próxima a mi cama, es el único momento de relax que tengo. Me
gusta mirar el cielo oscuro solo alumbrado por las estrellas y la luna… en
estos momentos es cuando mi mente viaja al día en que conocí a esa joven de la
ventana, no he podido sacarla de mi cabeza desde el día en que la vi y sé, que
lo que me está pasando ahora me aleja cada vez mas de ella, pero siento algo
que no sabría definir y que me hace
buscar su voz en la noche, que me hace cerrar los ojos e imaginármela sentada
en su viejo escritorio…………. Bufffffffff no debería de estar pensando esto. Me
levanto de la cama y me aproximo a la ventana, hay muchas cosas que me frustran
pero sobretodo odio que no me den información sobre mis padres, por más que
pregunto……. solo encuentro evasivas de unos y de otros, parece el tema tabú del
que nadie quiere hablar.
En estos días que llevo instalado aquí he
conseguido bastantes avances, ya consigo guardar y sacar mis alas cuando lo
deseo, he aprendido a usarlas aunque me sigue costando en algunas situaciones y
no sé cómo pero desde que pusieron en mis manos la espada ha pasado a ser parte
de mi cuerpo. Desde siempre he sentido una atracción por ellas por sus
empuñaduras, sus hojas y sus grabados ahora supongo que se porque era, me
acuerdo cuando veía en un escaparate alguna me quedaba mirándolas, las
escaneaba, intentaba memorizar cada grabado, cada característica única de cada
espada. En mis pensamientos me hallaba sumergido cuando tocaron a mi puerta.
-
Adelante
La puerta se abrió y Aparicio Humberto
-
Hola
Agilae, ¿Cómo te encuentras?
-
Cansado,
¿Cómo quieres que este? No paro en todo el día de un sitio a otro, solo
obedezco sin obtener respuesta y yo Humberto…. Yo no elegí esto, vosotros me
elegisteis pero sigo sin entender porque… - le miro con ojos de suplica
esperando que me dé información.
-
Lo sé
pero tienes que trabajar más e intentar controlar tus emociones o te traerán
problemas, muchos problemas.
-
Otra
vez- lo digo en voz alta pero estas palabras están dirigidas a mi más que a la
otra persona que está en la sala- siempre igual…………….. me estoy cansando.
-
Tienes
que aceptar tu destino
-
¿Qué
destino? No sé de qué me hablas- grito pues me siento frustrado- No habláis
conmigo desde el día en que llegué solo me dais ordenes y yo parezco una
maquina solo obedezco porque vosotros decís que es lo que tengo que hacer, que
me tengo que preparar, ¿para qué?...
-
Buffffffffffff-
Humberto suspira- Esta bien, ven conmigo
-
¿A
dónde? – ya no me fio de nadie ni siquiera de él que me ha estado acompañando
desde que llegue. Levanta la cabeza y me mira con ojos de suplica…- Esta bien….
Te sigo, tu primero….- alargo mi brazo indicando le la puerta para fortalecer
mis palabras.
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