lunes, 24 de septiembre de 2012

Capitulo 5


Mi Nueva vida

Orga, el sabio que me conducía a mi destino, entró en la habitación y parándose a pocos pasos de donde antes estaba situado, me miró para que entrara. Ya  en el primer paso que di en el interior de la estancia pude comprobar la riqueza de la sala, su suelo cubierto casi completamente por una alfombra de color violeta y como ornamento  un cuadrado de oro tejido en ella, el suelo al descubierto era de madera oscura donde se percibían las betas de los arboles de donde habían sacado la madera.
La puerta se cerró detrás de mí pero ni siquiera me giré, ya que algo que estaba delante de mi estaba concentrando toda mi atención, era un señor entrado en años, con su pelo grisáceo, que con postura cansada miraba por el gran ventanal de la sala, esta pensativo y aunque no le podía ver la cara era como si con su espalda estuviera sujetando un gran peso, se le notaba cansado y reflexivo. Orga y yo nos aproximamos al escritorio y nos paramos a cinco pasos de ella, de repente un suspiro cruzó la habitación y el hombre que antes miraba por el ventanal ahora mantenía su mirada fija en mí.
-          Han pasado muchos años desde la última vez que nos vimos…. Y tú no lo recordaras – sonríe- eras una pequeña criatura que solo pensaba en jugar pero…………. ahora el mundo, nuestro mundo ya no es el que era…. Hemos tenido guerras, hemos perdido amigos, hermanos y ahora……….. nadie se puede fiar de nadie………… la gente esta corrompida y la esperanza está en manos de muy pocos.
Al pronunciar esas últimas palabras “la esperanza está en manos de muy pocos” sus ojos antes fríos y evaluadores se han permitido el lujo de temblar, por primera vez he visto a un alto cargo emocionarse.  Los guiados son hombres fuertes casi inalterables, son los elegidos para transmitir las decisiones de los jefes. Ellos siempre han siso pilares de la hermandad, cuando todo parecía perdido ellos juntos a los héroes conseguían unir la hermandad y esto nos hacia fuertes….. ahora…… después de como he visto a uno de ellos me pregunto ¿si este no será nuestro fin?,  y si lo es ¿ que serán de los mortales? ¿Quién les cuidará y les ayudará?
-          ¿Sabes quién soy?  Me pregunto
-          No señor. Conteste
-          ¿conoces a los seis guiados?
-          Claro señor son: German, Hadulfo, Hernan, Humberto, Leonardo y Manfredo. Sus leyendas les preceden, sus gestas sus recordadas y recitadas por los mortales desde hace décadas. German el incansable luchador; Hadulfo el poderoso combatiente a quienes los dioses le concedieron la fuerza y la protección de los lobos; Hernan el sabio creador de alianzas y paces de pueblos eternas; Humberto el sabio dotado de una mente brillante para las negociaciones, las estrategias de lucha y las soluciones a problemas; Leonardo, bravo como un león, el más grandioso de los héroes que lucho por la liberación y protección de los mortales y por último, y no por eso menos importante Manfredo un mortal nombrado sabio por sus grandes hazañas en el poder, por la demostración de  su objetividad, su justicia, su benevolencia, su humanidad en su reinado mortal.
-          Yo soy Humberto el de la mente brillante, antes un gran guerrero ahora ya no tengo fuerzas ni para sostenerme casi- suspira mirando al suelo- esta guerra nos está quitando nuestra energía  poco a poco.
En este momento lo único que puedo ver es a una persona derrotada por los años, por la edad, por las culpas, por las responsabilidades… no hay ni rastro de quien dice ser, de esa leyenda que vive en los corazones de los mortales, como un suspiro de esperanza. Pero pasado un tiempo en el que Humberto parece reflexionar y darse cuenta de lo que le está pasando… levanta la cabeza y con energías renovadas me dice:
-          Agilae ven conmigo, es tiempo de verdades, no se debe prorrogar mas, es tiempo de esperanza y esta solo se hará posible con la revelación de antiguos secretos.
Con estas palabras Humberto se acerca a la pared izquierda donde posa su mano y aparece una puerta, que mas tarde por un mecanismo que no logro ver, se abre. Yo me aproximo hacia esa puerta seguido de la persona que no se ha separada de mi desde que entre. Al cruzar la puerta me encuentro con una escalera de caracol de mármol blanco por donde bajamos en espera de mi destino.
Las escaleras daban a una sala oscura alumbrada con antorchas de fuego antiguas, la sala era de piedra, era como una cueva. Humberto se paro al lado de las escaleras de un altar y me insto a subir a él. El altar estaba compuesto por una piedra central que hacía de mesa y un círculo enfrente ambos tenían símbolos de una lengua antigua, yo me aproxime y las palpe con mis dedos. Así estuve durante unos minutos sin darme cuenta de lo que pasaba a mí alrededor hasta que me gire y vi a seis hombres vestidos con túnicas blancas rodeando el altar. Estaban preparándose para un rito eso estaba claro pero……. ¿yo que hacia allí? No lo entendía hasta que Morh, el sabio que me guió hasta Humberto se aproximo a mí con una túnica blanca y me dijo:
-          Ha llegado tu hora, hoy es el día en el que entenderás muchas cosas. Ponte la túnica los sabios esperan.

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